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Rendición de cuentas 2019
Jorge Espitia

Jorge Espitia

Economista, profesor de la Universidad Nacional e investigador del Centro de Pensamiento de Política Fiscal
 

El nuevo cupo de endeudamiento de Bogotá


Edición Nº 7. Diciembre de 2020. Pensar la Ciudad
Autor: Jorge Espitia | Publicado en December 22, 2020
Imagen articulo El nuevo cupo de endeudamiento de Bogotá

A causa de la pandemia, el Gobierno Distrital reconoce la necesidad de superar el triple desafío que tiene por delante: i) Menor crecimiento económico, ii) Mayor número de personas desempleadas, y, iii) Mayor número de hogares en la pobreza. Para ello, ve como una de sus obligaciones la intervención directa, a través del aumento de la inversión pública como de las ayudas directas a las familias pobres y vulnerables como a las fuentes generadoras de empleo directo, entre ellas: las empresas como los micronegocios.

La reactivación de la economía de la ciudad Capital impacta el resurgimiento de la economía nacional. Bogotá ha representado en los últimos años cerca del 25% de la economía colombiana. Estas dos economías guardan una gran armonía en sus tasas de crecimiento. Por ejemplo, la economía colombiana creció el año pasado a una tasa promedio trimestral del 3.2% mientras que la Bogotá lo hizo a una tasa del 3.5%. En el primer trimestre de 2020 la economía colombiana creció al 1.2% mientras que la de Bogotá lo hizo al 1.0%. En el Segundo trimestre, en plena pandemia, Colombia tuvo una caída de su PIB de 15.8% mientras que en Bogotá fue de 15.2%. Igual concordia se espera para el tercer trimestre. De acuerdo con el ultimo reporte trimestral del DANE, la caída a nivel nacional fue del 9.0%. Sí la economía nacional creciera un 0% en el cuarto trimestre, entonces, el crecimiento agregado en 2020 alcanzaría un -5.8% respecto al año 2019. Sin embargo, si el crecimiento esperado de los últimos tres meses del año rondara el -5.0%, resultaría así un decrecimiento del 7.2%. En su último informa de Perspectivas económicas de la OCDE se estima para Colombia “que la producción descienda en torno a una 8¼% en 2020” dada “las considerables contracciones de la demanda interna y externa”.

Estos niveles de crecimiento no sólo impactan los ingresos fiscales, sino que afecta a millones de familias, empresas y micronegocios. En lo fiscal, si se supone que hay una relación de 1 a 1 entre el crecimiento económico y los ingresos tributarios, entonces se podría decir que la caída del recaudo de impuestos a nivel nacional se encontraría en el orden de los 11 billones de pesos y en el caso de Bogotá en el orden de los 670 mil millones de pesos; o máximo de un billón de pesos si se supone que se mantienen la reducciones presentadas en los impuestos de predial (3.8%), vehículos y automotores (2.2%) industria, comercio y avisos (21.0%) y sobretasa de la gasolina (30%) que había a comienzos de octubre.

En lo social, resulta importante recordar que la Encuesta Nacional de Presupuesto de Hogares reporta que, de los 2 millones 556 mil hogares en Bogotá, 14% de ellos tienen un ingreso mensual inferior a un SMLV, y un 25% entre 1 y 2 SMLV; así como que el 39% de ellos está constituido por 4 o más personas. De igual manera, reporta que el total de ingreso corriente disponible generado se concentra en un 43.1% en el grupo de personas más rica, el decil 10, y su relación de ingresos con el de menores ingresos, decil 1, es de 70 veces. Adicionalmente, informa que el 20% de los hogares tienen un ingreso corriente disponible por hogar inferior a un SMLV, y que la fuente de generación de ese ingreso, en el decil 1, es en un 51% por Ingresos por trabajo principal de los asalariados y el 43% por Ingresos por trabajo principal de los independientes; así como que el 10.2% de los hogares tiene un nivel de gasto mensual inferior a un SMLV.

El impacto del confinamiento para contener la pandemia del Covid-19 sobre el nivel de empleo ha sido considerable. La pérdida de puestos de trabajo a nivel nacional se concentró en lo fundamental en la categoría de “Obrero, empleado particular” (50%) y “Trabajador por cuenta propia” (30%). Entre tanto, en Bogotá la contribución al crecimiento del desempleo ha venido dada por esas mismas posiciones ocupacionales.

Un plan de reactivación social y económico a través de un mayor gasto público financiado con endeudamiento no solamente es necesario sino benéfico para toda la ciudadanía bogotana, en la medida en que contribuye a impulsar la economía por la vía de la demanda, así como a detener el deterioro social. La actual crisis ha agudizado el deterioro social y ha aumentado las desigualdades antes del Covid-19. La reconstrucción de la economía nacional y distrital no va a suceder a través de la magia del mercado sino bajo la dirección de la clase política que hoy tiene las riendas del poder; y es por ello que vale la pena traer a colación lo manifestado por John Maynard Keynes: “Lo que podemos hacer, podemos permitírnoslo”. Así pues, manos a la obra, a hacer esas intervenciones y a hacerlas bien.

¿Qué se puede y debe hacer?

La actual crisis económica y social es una oportunidad para enfrentar los problemas estructurales que se padecen, entre ellos, la pobreza y la desigualdad. La pandemia ha llevado a familias de la clase vulnerable a la pobreza y de la clase media a la vulnerabilidad o a la pobreza, por ello, la necesidad de proteger los ingresos de los trabajadores menos cualificados que se encuentran laborando en los micronegocios, así como de los hogares pobres y vulnerables. Se debe dar prioridad a las intervenciones que contribuyan a mantener el empleo, entre ellas, ampliar el apoyo a los micronegocios a las pequeñas y medianas empresas golpeadas por la crisis, pues las empresas necesitan más ayudas directas, en lugar de más deuda a través del sistema financiero privado.

La pandemia demostró las debilidades del sistema de seguridad social, por ello el gobierno distrital debe pensar en aumentar su intervención en el personal sanitario; en su capacidad de prevención y respuesta en caso de un segundo rebrote, pues está demostrado que los gobiernos que aumentaron el alcance de su intervención respecto a las pruebas y rastreo lograron mejoras económicas y sociales sustanciales; comenzar a planificar el programa de vacunación así como el proceso de coordinación con el gobierno nacional para que la vacuna como los tratamientos sean asequibles.

De igual manera, hay un reconocimiento mundial sobre el impacto negativo que va a tener el confinamiento sobre el aprendizaje de los niños y adolescentes, en especial el conglomerado de jóvenes de las clases más humildes. Este grupo de personas merece una atención especial para ponerse al día, recuperar el tiempo perdido de la interrupción escolar, y para ello, se deben profundizar las intervenciones que permitan cerrar la brecha digital educativa, para que los estudiantes y familias, profesores y centros educativos tengan las habilidades como el equipamiento y la conectividad que requieren para enfrentar los retos educativos que cada nivel exige. Así pues, se debe invertir en educación, buscando asegurar que los niños de familias con bajos ingresos puedan aprender de manera segura y efectiva.

¿Cupo de endeudamiento y sostenibilidad?

El cupo de endeudamiento, no va a hacer insostenible las finanzas del Distrito Capital, pues el nivel de endeudamiento a 31 de octubre de 2020 era de 3.4 billones de pesos (1.2% del PIB -calculado como los 4 últimos trimestres publicados por el DANE para Bogotá) y se encuentran en el margen de lo establecido en la Ley 358 de 1997 donde el saldo de deuda es cercano al 31% de los ingresos corrientes recaudados al mes de septiembre de 2020 e inferior al 80%. 

El cupo de endeudamiento aprobado es el cupo máximo de nuevo endeudamiento al que puede acceder el Distrito Capital. Si esos 10.8 billones de pesos del cupo de endeudamiento se le adicionan al actual saldo de deuda éste ascendería a cerca de 5.3% del PIB. Cabe recordar que los ingresos corrientes (Ingresos Tributarios + Ingresos No Tributarios) del Distrito Capital asciende a cerca de 11 billones de pesos por año; y de acuerdo con el perfil de vencimiento de la deuda, esta se concentra en un 46% en los años 2039 (14%), 2040 (14%) y 2048 (18%). Sin embargo, es importante no olvidar que para los años 2021, 2022 y 2023 el perfil muestra vencimientos cercanos al 2% en cada uno de ellos, concentrados en la Banca Multilateral, pero en 2024 el perfil asciende al 8%, de la cual un 6% corresponde a Bonos y el restante 2% a Banca Multilateral y Comercial.

Finalmente, recordar que el endeudamiento no es un problema, siempre y cuando se realice en intervenciones como las arriba señaladas, los cuales son, a toda costa, gastos productivos que garantizan una tasa de retorno positiva en la sociedad, permite una recuperación inclusiva y transforma la sociedad en la medida en que pone el bienestar de la ciudadanía en el centro de la intervención pública. En ese orden de ideas, la Alcaldía de Bogotá se debe comprometer con la sociedad civil, el Concejo de Bogotá, los organismos de control, así como con el Gobierno Nacional a rendirles cuenta con todo detalle, así como esforzarse al máximo en realizar las intervenciones de manera transparente.