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Rendición de cuentas 2019
Alex Smith Araque Solano

Alex Smith Araque Solano

Director de Investigación Escuela de Economía, Universidad Sergio Arboleda. 

La economía bogotana y la oportunidad del ordenamiento territorial


Edición N° 10. Mayo de 2021. Pensar la Ciudad
Autor: Alex Smith Araque Solano | Publicado en April 30, 2021
Imagen articulo La economía bogotana y la oportunidad del ordenamiento territorial

En este documento se hace un análisis de la economía bogotana en el pasado reciente a la luz del resultado histórico de las fuerzas de aglomeración y de las implicaciones para el futuro, no solo de la región, también del país. La fragilidad actual de esta economía y el claro sesgo de las medidas de política nacional ante la pandemia reiteran la necesidad de intervenir seriamente este territorio para cambiar el actual proceso parasitario de acumulación de capital y hacerlo incluyente. Esto exige la captura de rentas del suelo para financiar el desarrollo urbano.  

1.    Las aglomeraciones 

De acuerdo con la Nueva Geografía Económica, NGE, las aglomeraciones económicas se configuran en el equilibrio entre fuerzas centrípetas y centrífugas. En las primeras inciden positivamente los encadenamientos hacia atrás y hacia delante de las actividades económicas, la demanda potencial de productos, los desbordamientos tecnológicos, la provisión de infraestructuras, un mercado de trabajo diversificado, entre otros. En las segundas los costos de transporte, la renta del suelo, la inmovilidad de los factores, la congestión, la contaminación, la inseguridad y los altos costos de los bienes y servicios. La productividad se ve modulada por las relaciones entre las economías de urbanización y de localización, (Marshall, 1890; Jacobs, 1969; Fujita y Thisse, 2002; Krugman, 1991; Fujita y Krugman, 2004; Venables, 2006; Cortázar-Gómez, 2020 y Cagmani, 2005). 

De acuerdo con las cuentas regionales del DANE, siete grandes regiones, Bogotá, Atlántico, Cundinamarca, Santander, Antioquia, el eje Cafetero y el Valle, produjeron el 70% del PIB nacional en 2016. Bogotá-Cundinamarca, Antioquia y Valle representaron el 56% del total nacional y las dos primeras el 32%. La importancia de la sabana de Bogotá se entiende en las relaciones funcionales. Es el centro de operaciones aéreas, centro financiero, sede administrativa nacional y nodo de decisiones empresariales. Aquí se localizan el 31% de las empresas nacionales, el mayor número de universidades y centros de investigación, tiene la mayor capacidad hotelera de negocios y los mejores indicadores sociales de Colombia (Cámara de Comercio de Bogotá, 2017). Es decir, la aglomeración es abrumadora y cuestiona la racionalidad de los agentes económicos a la luz de la micro fundamentación de la NGE o existe una racionalidad de resignación con los costos, (Akbar & Duranton, 2017), con tal de tener la posibilidad de acceso a algunos bienes urbanos.

2.    La fragilidad del tejido económico 

Las cifras anteriores ocultan hechos importantes. En primer lugar, los sectores de construcción y servicios financieros se han acelerado en el período 2000-2016, dos sectores claramente rentísticos que se aprovechan de las necesidades de vivienda. En segundo lugar, según el Registro Único Empresarial, para el 2016 el 94.7% de las empresas registradas en el país son microempresas, que aportan el 67% del empleo y el 28% del PIB. En Bogotá ocurre lo mismo. Las microempresas son intensivas en mano de obra de baja productividad, por lo que en realidad aportan poco a la reducción de pobreza y la desigualdad (Torres, 2006). En tercer lugar, de acuerdo con los índices de Rasmussen (1963) y Dietzenbacher (1992), calculados por Flores et all, (2018), en Bogotá algunos sectores industriales tienen fuertes encadenamientos hacia adelante y hacia atrás. Con encadenamientos fuertes hacia atrás se tienen 10 sectores: alimentos y bebidas, textiles, cuero y calzado, entre otros. Intermediación financiera, actividades de esparcimiento y recreación, servicios inmobiliarios, entre otros, tienen encadenamientos fuertes hacia adelante. Las mejoras en productividad de estos sectores consiguen impulsar la economía en sectores que usan sus productos como insumo (SDE, 2019). El problema principal se encuentra en los sectores con encadenamientos débiles que generan alto empleo y bajo valor agregado. 

Figura 1. Encadenamientos y Multiplicador de empleo (MIP – 2012). SDH, MIP 2012 

Imagen 5

Fuente: SDH, MIP 2012 – Cálculos Flórez, Sáyago & Junca, 2018.

En la figura se muestran los encadenamientos hacia atrás (eje x), hacia adelante (eje y) y el multiplicador de empleo de la MIP para cada sector, según el tamaño de la esfera. En el cuadrante I se tienen los sectores estratégicos cuyo multiplicador de empleo es bajo. En el cuadrante III se tienen sectores de multiplicador de empleo alto, pero encadenamientos débiles: hoteles y restaurantes, maquinaria y equipo, administración pública, comercio, construcción civil, metalúrgicos y de metal, construcción de edificaciones, aparatos eléctricos, alcantarillado y desperdicios, minerales no metálicos, gas domiciliario, enseñanza, agropecuario y servicios domésticos. Sus frágiles encadenamientos impiden el beneficio de las externalidades generadas en otros lugares de la red productiva. 

No extraña entonces los efectos devastadores de la pandemia en la economía bogotana, pero si el sesgo de la política económica ante este evento. A pesar de la dureza de su afectación la política nacional benefició a otros sectores, (Triviño-Gaviria, Castaño y Rubio, 2020). Para el año 2020, el 37% de las empresas cesó temporalmente sus actividades, el 15% solicitaron créditos bancarios para capitalización y el 12% cambiaron el modelo de negocio. La reducción de la informalidad alcanzó el 42,5% en 2016 y se aceleró en 25% de julio de 2020 a febrero de 2021, (DANE, 2021 y Observatorio de la Región Bogotá – Cundinamarca, 2021). 

3.    El ordenamiento territorial, el desarrollo económico y la urgencia de la regionalización

Al momento de escribir este artículo se discuten dos marcos de intervenciones para esta economía regional, Bogotá revisa su POT y se discute la Ley Orgánica de Región Metropolitana, LORM. La configuración del sistema de ciudades de la región Bogotá Cundinamarca evidencia la urgencia de revisar la configuración política y administrativa existente y la ética de las intervenciones en el territorio en un marco conceptual que involucre la economía política, (McLoughlin, 1994). La localización de grandes empresas en las afueras de Bogotá y la condena a los microempresarios a un lento proceso de acumulación de capital por el pago de la agobiante renta del suelo indican la necesidad de la captura de valor y la homogenización tributaria para proteger el desarrollo regional. En este sentido sería un error histórico excluir el ordenamiento territorial de la LORM. 

De otro lado, la pandemia exige pensar en el ordenamiento hacia el futuro que concrete la apuesta por una vida larga, productiva y saludable . La salud es un bien de lujo para muchos colombianos (Barrientos et all, 2011), el aprovechamiento económico de espacios públicos amplios permite reducir los efectos del confinamiento, la movilidad sostenible es fundamental para distribuir los beneficios del desarrollo urbano más allá del interés inmobiliario. Los actuales clústeres urbanos y de la región son estratégicos y requieren de intervenciones físicas, en el aprovechamiento de las economías de escala, la construcción de capital humano y social y de la vinculación de la ciencia y la tecnología para la competitividad. Es necesario cambiar la configuración empresarial, su gestión y la perspectiva de negocio, y fundamentalmente la inclusión de los agentes sociales, hoy inmersos en absurdas lógicas empresariales individuales. 

Los costos de la congestión ya desbordan las ventajas de la aglomeración en la región, nadie es productivo cuando se demora a su sitio de trabajo más de una hora. Finalmente, uno de los hechos más dolorosos de la pandemia es tener hogares con trapos rojos en sus puertas pidiendo ayuda. La seguridad alimentaria, la educativa y la salud son tres bienes que todo ciudadano de la región debe tener garantizados. El Plan Maestro de Abastecimiento y Seguridad Alimentaria no es un instrumento optativo, de haberse implementado en su momento muchas familias habrían tenido un impacto menos dramático. La educación necesita repensarse en términos de las nuevas tecnologías. La salud es más que ausencia de enfermedad, se necesitan parques, movilidad no motorizada, sitios de trabajo aireados, no congestionados. La captura de rentas del suelo es fundamental para que la LORM y el POT dejen de ser documentos CONPES.  

4.    Conclusiones

La evolución de la economía nacional y su patrón de ocupación territorial exige una revisión de la lógica de acumulación de capital. Dos principios son fundamentales para la supervivencia digna de nuestra sociedad: eliminar los buscadores de rentas y garantizar la inclusión social, de modo que sea posible superar el raquitismo de nuestra economía. Un papel realmente activo de gremios y universidades en ambos frentes y una ética de las intervenciones en el territorio dejarán tranquilidad por el futuro de esta región.

Referencias

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Barrientos MarínJ. H., GallegoJ. M., & SaldarriagaJ. P. (2011). La curva de Engel de los servicios de salud en Colombia: Una aproximación semiparamétrica. Lecturas De Economía74(74), 203-229. https://doi.org/10.17533/udea.le.n74a10000

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