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Rendición de cuentas 2019
Natalia Moreno S.

Natalia Moreno S.

Economista con maestría en Género de la Universidad Nacional de Colombia. Líder técnica del Sistema Distrital de Cuidado en la Secretaría Distrital de la Mujer.

 

Ana María Montoya

Ana María Montoya

Comunicadora Social y Periodista. Contadora de historias, reportera y podcastera.  Es co-conductora del podcast Degeneradas de El Tiempo, y actualmente trabaja en el equipo de Comunicaciones Estratégicas del Sistema Distrital de Cuidado. 

Sistema Distrital de Cuidado: hacia la construcción de una Bogotá cuidadora


Edición N° 11. Junio-Julio de 2021. Pensar la Ciudad
Autor: Natalia Moreno S. | Publicado en June 28, 2021
Imagen articulo Sistema Distrital de Cuidado: hacia la construcción de una Bogotá cuidadora

El 90% de las mujeres en Bogotá dedican cinco horas y treinta y dos minutos al día en promedio a hacer trabajos de cuidado sin remuneración, mientras que solo el 60% de los hombres lo hacen, dedicando solo dos horas y diecinueve minutos diariamente (1). Esta sobrecarga para las mujeres ha sido histórica, y ha implicado un aumento en las brechas de género en la ciudad y en el mundo, provocando que tengan que dejar de lado sus proyectos de vida y su autonomía económica.

Y aunque el cuidado está presente a lo largo de nuestras vidas, pues es el conjunto de actividades necesarias para el bienestar de todas y todos y de nuestro entorno, y su provisión debería estar en manos de la sociedad en su conjunto, esta carga, que incluye actividades como atender a quienes requieren apoyo como niñas, niños, personas mayores o personas con discapacidad, o realizar acciones como limpiar, cocinar, barrer, trapear o cuidar animales domésticos, ha caído desproporcionalmente sobre los hombros de las mujeres. 

Solo en Bogotá, en donde viven cuatro millones de mujeres (2), el 30% de ellas, que representa 1,2 millones, tienen como trabajo exclusivo las labores de cuidado sin remuneración (3). Esta carga, que implica cuidar a otros y otras sin descanso y sin pago, ha generado un alto costo en términos de acceso a educación, trabajos remunerados, salud y bienestar, derechos fundamentales de todos los seres humanos.  

Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2020), el 70% de las mujeres que se dedican exclusivamente a los trabajos domésticos y de cuidado no pagos tienen como máximo nivel educativo el bachillerato, el 90% vive en hogares de estratos 1, 2 y 3, el 21% tiene enfermedades crónicas diagnósticas y el 33% no realiza actividades deportivas, culturales o recreativas.

Y si el panorama ya era preocupante antes de la pandemia, la emergencia sanitaria producto del covid-19 recrudeció esta crisis, e hizo que se hiciera más evidente que nunca la necesidad de relevar a las mujeres de las cargas de cuidado y de brindarles oportunidades y garantías para retomar sus proyectos de vida. 

Cabe mencionar que el confinamiento provocó que, en Bogotá, y en el mundo, se incrementaran exponencialmente las cargas de cuidado dentro de los hogares. El cierre de servicios de cuidado como colegios y jardines infantiles, hizo que estas labores se volcaran completamente a los hogares, en donde la falta de distribución equitativa de las mismas provocó que a las mujeres se les duplicaran y hasta triplicaran sus jornadas laborales. 

Según el DANE, durante la pandemia el número de personas que se dedican exclusivamente a los trabajos domésticos y de cuidado no pagos aumentó en un 50% en Bogotá. Mientras que en el 2019 eran 891.000 personas, en el 2020 la cifra ascendió a casi 1,4 millones, de las cuales el 84% son mujeres (4).    

Ante este panorama, relevar a las mujeres de esta sobrecarga es fundamental para aumentar su autonomía económica y mejorar su productividad, y con eso tener un plan de reactivación que sea más equitativo para ellas y así contribuir a cerrar las brechas de género en la ciudad.

Por eso, reconociendo la deuda histórica que ha tenido el Estado con las mujeres y siendo conscientes de la urgencia de relevar a las mujeres de las cargas de cuidado y de devolverles las oportunidades perdidas por esta desigualdad, Bogotá creó el primer Sistema Distrital de Cuidado de América Latina. 

Un programa que tiene tres objetivos: reconocer el trabajo de cuidado y la contribución que las cuidadoras hacen a la sociedad, redistribuirlo entre hombres y mujeres y en la sociedad en general, y reducir el tiempo que las mujeres le dedican a través de la ampliación de servicios de cuidado entre el Estado, el sector privado y las comunidades. 

Este Sistema articula servicios nuevos y existentes para atender las demandas de cuidado de manera corresponsable. Esta articulación permite que las cuidadoras accedan a servicios para formarse -terminar el bachillerato, acceder a cursos de formación técnica y titulada con el SENA o certificar saberes de cuidado- o mejorar su salud y bienestar -actividad física, lúdica y de descanso- mientras las personas que ellas tienen a su cargo -niñas y niños menores de cinco años, personas mayores o personas con discapacidad- acceden a espacios lúdicos para promover su autonomía. 

Así se libera el tiempo que las mujeres le dedican a las tareas de cuidado y se garantiza el acceso a servicios que mejoren su calidad de vida, logrando que estén mejor capacitadas para acceder a empleos formales, que tengan mejores condiciones de salud y que recuperen su autonomía económica para retomar sus proyectos de vida. 

Además, el Sistema Distrital de Cuidado puso, por primera vez, las necesidades de las cuidadoras en el centro de las políticas públicas, reconociendo que sin su trabajo ninguna sociedad puede salir adelante, y que de ser remunerado equivaldría al 13% PIB de la ciudad (5).

Una de las mayores innovaciones de este Sistema es su estrategia territorial: opera a través de 3 mecanismos que incluyen un modelo de urbanismo feminista que pone en el centro las demandas de cuidado y la experiencia de vida de las mujeres. 

El primer mecanismo son las Manzanas del Cuidado, áreas de 1.600 metros de diámetro en las que se concentran servicios para quienes cuidan y para quienes requieren apoyo. Esto permite cercanía y proximidad a los hogares de las cuidadoras, pues solo se tardan de 15 a 20 minutos caminando para llegar a los servicios. Con esto se apuesta, además, a construir una ciudad de 20 minutos, reduciendo el tiempo de desplazamiento de las personas que la habitan y garantizando el acceso a los servicios de cuidado y, por ende, la redistribución de los cuidados.  

El segundo son las Unidades Móviles de Servicios de Cuidado, la versión itinerante de las Manzanas. Buses totalmente equipados para brindar servicios para quienes cuidan y para quienes requieren cuidado, en las zonas más alejadas y de difícil acceso de la ciudad. Con su operación se garantiza llegar a las áreas rurales de la ciudad, como Sumapaz, la localidad más grande de Bogotá, en la que el 49% de las mujeres son cuidadoras . 

El tercero son los Relevos de Cuidado, una modalidad de servicios de cuidado “puerta a puerta” (a domicilio). Su objetivo es relevar, por periodos de tiempo determinados, a las cuidadoras de personas que requieren altos niveles de apoyo, por ejemplo, personas con discapacidad severa. De esta manera se reduce el tiempo de cuidado no remunerado y se garantiza su acceso a servicios de formación y respiro.

Este modelo territorial será incluido en el próximo Plan de Ordenamiento Territorial para garantizar su sostenibilidad. 

Además, conscientes de que la sobrecarga de trabajos de cuidado no remunerados sobre las mujeres también se debe a las creencias personales y a las normas sociales que alimentan la tradicional división sexual del trabajo, reflejadas en estadísticas de la ENUT (2018) que evidencian que el 52% de las mujeres y el 53% de los hombres de la ciudad aún consideran que las mujeres son mejores para el trabajo doméstico, el Sistema cuenta con una estrategia pedagógica y de cambio cultural. 

Su objetivo es promover la redistribución de los trabajos de cuidado al interior de los hogares por medio de campañas de transformación cultural. Además, incluye la primera Escuela de Cuidado para Hombres de la ciudad, en la que podrán aprender a realizar labores básicas de cuidado como cocinar y limpiar. Esto también contribuye a construir colectivamente nuevas masculinidades, lo cual ayuda a disminuir las violencias basadas en género y los estereotipos. 

El Sistema Distrital de Cuidado, puesto en marcha en octubre de 2020, ya cuenta con cuatro Manzanas del Cuidado en operación en Ciudad Bolívar, Bosa, San Cristóbal y Usme, esta última además de servicios de formación y respiro incluye la primera lavandería comunitaria del Sistema, un espacio en donde las cuidadoras, que destinan en promedio una hora y siete minutos al día a lavar , cuentan con lavadoras y secadoras de alta tecnología para lavar y secar su ropa mientras se forman o están en servicios de bienestar y descanso. 

Además, dos Unidades Móviles de Servicios de Cuidado ya están en operación, logrando que las cuidadoras de las zonas rurales de Sumapaz, Usme y Ciudad Bolívar, y de las zonas de difícil acceso de Engativá, Suba y Rafael Uribe Uribe, también puedan acceder a servicios que las releven de las cargas de cuidado. 

Así, Bogotá se posiciona como la primera ciudad cuidadora de la región que da una respuesta colectiva a las demandas de cuidado de la sociedad, dando grandes pasos hacia el cumplimiento del ODS 5,4 para construir una sociedad más equitativa y justa para todas y todos. 

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(1) Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, ENUT (2017)
(2) Proyecciones Censo (2018)
(3) Gran Encuesta Integrada de Hogares, GEIH (2021)
(4) DANE. Gran Encuesta Integrada de Hogares GEIH (2021). 
(5) Encuesta Nacional de Uso del Tiempo ENUT (2017).