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Andreas Mariano Althoff Ospina

Andreas Mariano Althoff Ospina

Historiador, Universidad de Bonn. Magíster en Relaciones Internacionales. Presidente de la Fundación Colombia Abierta.

Bogotá una ciudad de esperanzas para la población migrante


Edición N° 9. Abril de 2021. Pensar la Ciudad
Autor: Andreas Mariano Althoff Ospina | Publicado en March 28, 2021
Imagen articulo Bogotá una ciudad de esperanzas para la población migrante

La crisis humanitaria que vive la República Bolivariana de Venezuela no solo implica retos grandes para el mismo gobierno venezolano, sino también representa un gran desafío para los países de la región, siendo Colombia el país que más migrantes venezolanos ha recibido a lo largo de los últimos años.

Según la última infografía de Migración Colombia con corte del 31 de enero 2021, en Colombia se encuentran 1.742.927 migrantes venezolanos, que representan el 37% de los 4.6 millones de migrantes venezolanos que hoy en día viven en América Latina y el Caribe. 

Bogotá es la ciudad que más migrantes venezolanos ha recibido. El segundo lugar lo ocupa el departamento fronterizo del Norte de Santander. En total, según las cifras oficiales de Migración Colombia, hay 340.711 migrantes venezolanos en Bogotá, esa cifra equivale casi al 20% de todos los migrantes que hay en Colombia, o al 7.4% de los que viven en Latinoamérica y el Caribe. Además, es casi el doble de los 187 mil migrantes que viven en el Norte de Santander.

Las cifras demuestran que la capital colombiana, junto con Lima, Perú, es probablemente uno de los destinos más atractivo para aquellos venezolanos que buscan un mejor futuro en América Latina. A pesar de que Bogotá tiene una larga trayectoria como ciudad que acoge a desplazados internos, la migración de extranjeros significa un reto muy novedoso no solo para la capital, sino para la institucionalidad del Estado colombiano. 

Colombia tradicionalmente no ha sido un país de inmigración, sino más bien de emigración. En el siglo pasado ingresaron libaneses y siros a Colombia que principalmente se asentaron en la costa caribe, pero se trataba de una ola pequeña incomparable con la actual migración masiva de venezolanos.

En las calles de la capital colombiana se nota diariamente el fuerte impacto de esta migración masiva. Se ven familias venezolanas pidiendo limosnas en las esquinas o en el transporte público, otros venden bolsas de plástico o dulces afuera de los almacenes. También se ven muchos venezolanos entregando domicilios en el sector formal dónde pueden trabajar una vez que han obtenido el l llamado PEP, permiso especial de permanencia. 

La Personería Distrital de Bogotá publicó unos datos según los cuales apenas el 26% de los migrantes venezolanos en Bogotá han encontrado un empleo formal, mientras que el 41.5% ha conseguido trabajo informal o trabajan como independiente. La convalidación de los títulos educativos juega un papel crucial para el acceso de los migrantes al mercado laboral. En Bogotá se ven doctores o profesores venezolanos que trabajan como ciclo-taxistas o domiciliarios, en estos trabajos a menudo se ven enfrentados a la discriminación porque allí suelen ganar salarios inferiores a los de los colombianos. 

De acuerdo con datos de Refugees International sobre migrantes venezolanos en la capital, se sabe que el 42% terminó la primaria y/o secundaria, 28% tienen un título como técnico, y 28% cuentan con un título universitario. 

Vale mencionar aquí que los efectos dramáticos que ha tenido la pandemia del COVID-19 sobre la economía colombiana, que han desembocado en un aumento del desempleo tanto para colombianos, como para migrantes, teniendo en cuenta que un buen número de migrantes trabajan en sectores que sufrieron especialmente con las restricciones de la pandemia, como por ejemplo, los restaurantes. Según estudios de Refugees International y el Center for Global Development el 64% de los venezolanos trabajan en la actividad gastronómica  o sectores relacionados. 

Martha Guerrero que trabaja con Refugees International ha advertido que los primeros trabajadores en quedar sin empleo durante la pandemia han sido los migrantes venezolanos. Esto causó que en marzo se vieron las amplias caravanas de migrantes que retornaban hacia Venezuela. A lo largo del segundo semestre de 2020 alrededor de 109.000 venezolanos regresaron a su país.

Cada una de las localidades bogotanas cuenta con presencia de migrantes venezolanos, pero el 50% de los migrantes que están en la ciudad se concentran en solo cuatro localidades, las cuales son, en su orden, Kennedy, Suba, Bosa, y Engativá. La mayoría de los migrantes viven en los estratos 1, 2 y 3. Aquí también hay que tener en cuenta que un número significativo de migrantes venezolanos que no viven en Bogotá, pero que inciden en la vida de la capital porque trabajan en ella. Se trata de alrededor de 70.000 migrantes que viven en municipios cercanos como Soacha, Cota, o Zipaquirá.

El gobierno colombiano ha recibido comentarios positivos y un reconocimiento general sobre cómo se ha tratado el tema de la migración venezolana en el territorio nacional. Sobre todo, la Gerencia de Frontera, Migración Colombia y otras entidades nacionales y locales han jugado un papel muy activo para hacer frente a los enormes retos de la ola masiva de migración, que en el mundo únicamente es superada por la crisis de refugiados en Siria. 

Colombia ha demostrado que ha sido capaz de acoger a los flujos de migrantes, pero ahora el gran desafío es la integración de los venezolanos. El factor que quizás más perjudica la integración en cualquier sociedad es la xenofobia y los perjuicios. Hechos como el reciente asesinato a un policía en Bogotá, dónde se vieron involucrados migrantes, fomentan sentimientos de rechazo en contra de una población específica. 

Sin embargo, varios estudios que analizan la relación entre el crimen y la migración en Colombia, llegaron a la conclusión que no es tan fácil establecer una relación clara entre aumento en cifras de crimen y aumento en migrantes.

La Secretaría de Seguridad de Bogotá presentó recientemente unas cifras que indican que en el año 2020 fueron capturados 3.903 inmigrantes venezolanos. Estos números demuestran que solo el 1% de los migrantes que viven en Bogotá estarían involucrados en delitos. Aparte de esto, la misma Secretaría afirma que en los hurtos que se presentan en Bogotá, solo el 2% son cometidos por migrantes. Es decir, de los 82.169 hurtos que ocurrieron en Bogotá en 2020 1.645 fueron cometidos por migrantes venezolanos. 

Lo que sí indudablemente ha aumentado son los comportamientos xenófobos desde que se conocieron las primeras noticias sobre venezolanos involucrados en delitos. Así lo afirma el informe Retos y oportunidades de la integración migratoria: análisis para Bogotá del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. 

Políticas públicas o acciones sociales que combaten directamente la xenofobia son solo un elemento clave para poder lograr una integración sostenible de los migrantes. Otro aspecto que merece mayor atención es la educación. 

Actualmente hay alrededor de 45.000 migrantes inscritos en colegios públicos en Bogotá, lo que representa el 7.4% del total de la matrícula. El único grupo social que representa una tasa más alta en la matrícula son la población víctima del conflicto armado colombiano. 
Para apoyar el proceso de la integración de los migrantes al sistema educativo en Bogotá, la alcaldía de la ciudad ha lanzado una serie de conversaciones bajo el nombre “Mi colegio, mi pana”. 

Hay que reconocer que Colombia ya hizo un trabajo excepcional para integrar a los migrantes, sin embargo, quedan aún muchos retos que tienen que ver con la identificación y superación de ciertas barreras que dificultan la integración. Se espera que el nuevo estatuto de protección temporal firmado este año por el gobierno nacional de Colombia será una gran ayuda para facilitar la integración sostenible. de los migrantes.

Sobre la migración masiva de los venezolanos existen, sin duda, narrativas negativas que generan miedo. Por otro lado, hay que tener en cuenta que cada migración significa oportunidades, no solo para los migrantes, sino también para el país que los acoge. Pronósticos recientes, como el de la reconocida calificadora Moody´s, prevén que la migración, especialmente la formalización de los migrantes, tendrá un efecto positivo sobre el PIB de Colombia. Así también lo expresa el Fondo Monetario Internacional (FMI) que estima que el crecimiento de Colombia sea entre el 0.2 y 0.3 entre 2017 y 2030 como una causa directa del impacto de la migración. 

Además, puede haber beneficios sociales para colombianos que viven en zonas con alta concentración de migrantes, ya que la cooperación internacional busca de mejorar circunstancias de vida en estas zonas. Así ocurre, por ejemplo, en las zonas fronterizas donde la ola de migración ha servido para que tomadores de decisión implementen políticas públicas que buscan mejorar los estándares de higiene. 

La gran mayoría de los migrantes que viven en Bogotá han encontrado en la capital colombiana una posibilidad de sobrevivir de manera legal escapando las represiones de un gobierno totalitario y la escasez de alimentos. Bogotá ya ha realizado esfuerzos enormes para acoger a la población desplazada del conflicto interno, y hoy puede ser vista como un ejemplo para el mundo en su tratamiento hacia los migrantes del país vecino de Venezuela.