Carlos Arturo Reina Rodríguez
Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Profesor titular de la Facultad de Ingeniería y director de la Línea de Memoria, Creencia y Experiencia del Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
La Universidad Municipal como proyecto educativo en Bogotá a mediados del siglo XX
Edición N° 8. Febrero 2021. Pensar la Ciudad
Entre 1945 y 1953, Bogotá tuvo 20 alcaldes, incluyendo la repitencia de Fernando Mazuera. Lo anterior supuso una inestabilidad en la administración municipal que respondía a la tradición política y de conveniencia heredada desde el siglo XIX. Lo anterior había impedido que se tejieran políticas de largo aliento, y en la práctica, estas quedaban sujetas al mandatario de turno, que como se ve, podía estar solo algunos meses, como en el caso de la primera alcaldía de Mazuera, entre febrero y marzo de 1947. Ese fue apenas un aspecto al que se enfrentó la ciudad y que representó un dilema entre el mantener la tradición o buscar una modernización de lo urbano y de las relaciones que en ella se daban. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, provocó a la fuerza, la decisión de pasar de los debates en torno a los modelos de desarrollo urbanístico a la acción, y con ello, en la necesidad d pensar en procesos de cambio y ampliación de cobertura en términos de servicios, centros de salud y hospitales y también, ante el incremento de migrantes procedentes de diversas regiones del país, la necesidad de ampliar la cobertura educativa para los niños y jóvenes.
A esa instabilidad se agregó el aumento de la violencia en los campos, lo que motivó la llegada de más personas a la ciudad y con ello el desborde de la cobertura y satisfacción de necesidades básicas. Además, tras 16 años de gobiernos liberales, en 1946 había sido elegido como presidente, el ingeniero Mariano Ospina Pérez dando paso a 7 años de gobiernos conservadores, que finalizaron con el ascenso de Gustavo Rojas Pinilla en 1953. La división del partido liberal entre los candidatos Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán, había provocado que, con un número menor de sufragantes, el candidato conservador llegara al poder. Esa atmósfera de informidad planteó de antemano que la carrera por la presidencia para 1950, empezara de manera temprana.
En 1947, se celebraron las elecciones para el Concejo Municipal en todo el país, y en Bogotá obtuvieron mayoritariamente la curul, los candidatos del partido liberal. Con una ciudad que se acercaba a los 500 mil habitantes, los desafíos del nuevo cabildo durante los siguientes dos años, en medio de esa tensa atmósfera política eran bastante grandes. Uno de ellos, estuvo representado por el desafío que representaba aumentar la cobertura educativa. Por entonces la ciudad contaba con más de 300 escuelas de carácter municipal y, sin embargo, no tenía ningún colegio oficial adscrito al municipio. Además de las instituciones de orden particular, se contaba con tres de carácter nacional: El Colegio Nacional Nicolás Esguerra, el Colegio Externado Nacional Camilo Torres y el Colegio de San Bartolomé. Los cupos escolares estaban limitados y el acceso sobre todo para los sectores menos favorecidos, era muy difícil, pues los costos en las instituciones privadas eran elevados para la mayoría.
Ese fue uno de los argumentos que esgrimió el economista y concejal liberal Antonio García Nossa, al presentar el proyecto de creación del primer colegio público de la ciudad. García además de ser reconocido como uno de los más importantes economistas del país, había participado en la creación de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional y también había escrito un plan de organización para la educación técnica e industrial que fue conocido como el Plan Gaitán, formulado para el programa presidencial del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Antonio García impulsó la creación del colegio municipal y radicó su propuesta el 15 de diciembre de 1947 en donde expuso la necesidad de crear una institución que permitiera que los jóvenes de la ciudad, en particular los de escasos recursos, pudieran cursar de manera gratuita, el bachillerato en su totalidad y desde allí poder aspirar a un cupo en la Universidad Nacional. El proyecto fue sustentado a finales del mes de enero de 1948, y su aprobación se consignó en el Acuerdo Número 10 del 5 de febrero de aquel año, mediante el cual se creó el Colegio Municipal de Bogotá. En este documento consta que la educación sería gratuita y con un alcance popular y su recibimiento por parte de los gremios y asociaciones de trabajadores se expresó indistintamente en sendas cartas que expresaron el regocijo por tan importante aprobación.
Ese mes se nombró un Consejo Directivo, liderado por el pedagogo y educador Gabriel Anzola Gómez, quien había participado en la creación de la facultad de educación de la Universidad Nacional, y también se dio apertura a las inscripciones, contando con alrededor de 300 jóvenes a comienzos del mes de marzo. No obstante, el inicio de clases se retrasó por varios motivos: el primero, la ubicación de una sede propia y, en segundo lugar, los hechos generados por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 que desencadenaron la destrucción de buena parte del centro de la ciudad, incluyendo algunas edificaciones que habían sido contempladas como posibles sedes del colegio.
Por estas razones se decidió ubicar las instalaciones definitivas en un predio del municipio, ubicado al noroccidente de la ciudad, en el barrio Modelo Norte, donde se construyeron cuatro salones, una dirección, un patio y una oficina de administración siguiendo los planos de construcción de las escuelas del municipio. Los edificios estuvieron listos a finales del mes de junio, y a principio de junio, Fernando Mazuera bautizó e inauguró la institución como Colegio Municipal de Bogotá Jorge Eliécer Gaitán. Fue soporte de esta apertura, el Acuerdo número 51 de 1948 que además de ratificar el nombre, declara que la creación del Departamento Politécnico, y garantiza la gratuidad de los cursos allí desarrollados. También creo el Departamento de Extensión Cultural del Colegio, que tenía por objeto “la realización de conferencias y la publicación de obras educativas que sirvan para vincular al Colegio con los barrios obreros y las instituciones educativas” (Concejo de Bogotá (1948) Acuerdo Número 51. Por el Cual se adiciona al acuerdo número 10 de 1948. Bogotá: Anales del Concejo de Bogotá). Un año después, se iniciaron los cursos teóricos de topografía y Radio técnica.
El colegio inició exitosamente sus actividades y rápidamente publicó dos libros que contienen los objetivos del mismo, tanto como el pensamiento de Antonio García Nossa y de Gabriel Anzola Gómez. No obstante, la situación política del país terminó afectando la dirección de la institución y la confrontación entre liberales y conservadores, aunada a la violencia desencadenada en las zonas rurales, obligaron a la dirigencia liberal a apartarse de los cargos administrativos y a hacer un llamado a sus seguidores para que no se presentaran en las elecciones de 1949, a lo que hicieron caso las dos figuras más representativas del colegio antes mencionados.
En la dirección del colegio fue designado por el Concejo Municipal de manera transitoria a fines de ese año, el presbítero jesuita Daniel de Cayzedo, quien asumió en propiedad el primero de marzo de 1950. Él se había formado en filosofía y gramática, áreas en las que se había destacado con varias publicaciones. De origen payanés, había estudiado filosofía en la Universidad Javeriana, y también había publicado varios libros relacionados con estos campos del saber. Era un hombre profundamente humano, al que las circunstancias lo llevan a proponer una continuación del proyecto que García había impulsado, esta vez llevando la propuesta a un estadio mayor: convertir el Departamento Politécnico, en una universidad.
Entre el mes de marzo y el mes de junio presentó la propuesta de creación de la universidad, recibiendo críticas por parte de quienes consideraban que estaba tomando las banderas de los liberales. A pesar de que no logró la aprobación por parte del Concejo Municipal, gracias a su amistad con el presidente de la República, logró que este accediera a firmar un Acta mediante la cual se fundaba la Universidad Municipal de Bogotá, el 6 de agosto de 1950, en uno de los últimos actos que ofició como presidente Mariano Ospina Pérez. El Acta de Fundación fue firmada, además del presidente, por Monseñor Emilio de Brigard, el gobernador de Cundinamarca Jorge Leiva, el alcalde de Bogotá Santiago Trujillo Gómez, un representante de la Universidad Nacional y del Ministerio de Educación.
En el Acta de Fundación se manifestó que la junta directiva era la misma del colegio municipal. Además, se dice que funcionarían 5 facultades que incluían ingeniería radio técnica, ayudante de topografía, perito forestal y ayudante de geólogo y perito en sondeos y perforaciones de pozos, con una duración entre 2 a 3 años. Gracias a la Resolución número 139 del 15 de diciembre se reconoció la personería jurídica y se otorgó el nombre de Universidad Municipal de Bogotá Francisco José de Caldas. El nombre fue puesto por el presbítero Cayzedo quien además era oriundo de Popayán, cuna del insigne mártir. También al ser denominada bajo el nombre de este prócer, se deslindaba a la institución de manera formal, de cualquier vínculo partidista que por la época generaba todo tipo de sensibilidad ante el recrudecimiento de la violencia
En enero de 1951 se realizó la primera convocatoria para las nuevas carreras y en marzo se dio inicio con las carreras de ingeniería forestal e ingeniería electrónica. El Colegio y la Universidad se deslindaron en aquel año. Entre quienes cursaron primeros años de su carrera, se encuentran nombres como el de Germán Clavijo, viceministro de agricultura, egresado de ingeniería forestal, el topógrafo Ramón D´ Luyz Nieto y el primer ingeniero electrónico del país, Ramón Gonzalo “el Tigre” Pérez. En la convocatoria se destaca la mención de que los cursos realizados en la universidad serían totalmente gratuitos y no habría derechos de matrícula.
En 1952, la universidad se trasladó parcialmente a la Casa Navarro, actual sede del Instituto Pensar de la Universidad Javeriana, donde funcionó hasta el año 1954. Algunos cursos se continuaron ofreciendo en la sede del Colegio durante el mismo periodo. Es importante resaltar el carácter del Presbítero Cayzedo que le llevó a confrontarse con los rectores de colegios y universidades en distintas ocasiones. La documentación existente indica que le molestaba la discriminación que se tejía desde las instituciones privadas hacia la educación pública, como lo dejó expreso en 1952 en medio de una acalorada discusión con los rectores de las universidades bogotanas cuando estas declararon que la universidad no debía llamarse de esa manera sino como un instituto menor a lo que respondió el rector:
en muchos países europeos y norteamericanos están incluidas estas instituciones politécnicas dentro de la universidad porque, entre otras cosas, atienden a la capacitación de las clases pobres de cierto tipo de profesiones prácticas y especializadas de mucha significación. (Imprenta Nacional (1952) Segundo Congreso de Rectores y Decanos. Bogotá: Imprenta Nacional, p p50)
El periódico conservador La Nación destacó la labor de la universidad en la ciudad de Bogotá dedicando una columna que reproducimos en su totalidad
La Universidad Municipal de Bogotá:
Sería necio tratar de ignorar o desconocer que en el campo de educación y la cultura conservadora no ha escatimado esfuerzo ni iniciativa de verdadera significación. En este plano de su actividad ha sido fundamentalmente dinámica su intervención. Esto ha sido así, y tiene que ser así por la muy sencilla razón de que el gobierno comprende bastante cual es la responsabilidad en la preparación de las nuevas generaciones, que a la vez tienen la obligación de contribuir más tarde al engrandecimiento de la patria. En forma particular deseamos por medio de este breve comentario destacar la ingente y poderosa labor en que viene empezada, con visible éxito la Universidad Municipal “Francisco José de Caldas”. En corto tiempo esta institución docente ha desarrollado una obra que solo encomios encendidos puede suscitar en el ánimo ciudadano y patriótico. Porque es indudable que se trata de una tarea de amplias proyecciones sobre el porvenir educativo y cultural del país, como quiera que la orientación cardinal del mencionado centro universitario abarca la posibilidad de preparar hombres capaces de enfrentarse victoriosamente a la solución de los problemas múltiples del progreso nacional. La Universidad Municipal “Francisco José de Caldas”, se halla en su etapa inicial, o lo que es lo mismo, en su primer año de labores. Pero no obstante las dificultes propias de esta de esta clase de instituciones docentes, tiene ya organizadas y en servicio varias Facultades menores, a las cuales concurren alrededor de ciento veinte alumnos. Facultades de Radiotécnica, y de Ciencias Forestales, están ya en funcionamiento, y todo parece indicar que los resultados corresponden y seguirán correspondientes a la prospectación respectiva. Es incuestionable que, al lado de las facultades de estudio de las grandes carreras universitarias, el país, no solamente Bogotá, estaba necesitando un organismo educativo que permitiera renombre y brillo intelectual, pero de grande aplicación al progreso de la Republica. Este es el vacío que vino a llenar la Universidad Municipal Francisco José de caldas, cuyo porvenir está ya de antemano asegurado.
Factor preponderante y decisivo en la creación de este centro universitario en la capital de la república, ha sido el padre Daniel de Cayzedo, a cuya sagaz inteligencia, vigoroso espíritu cívico y capacidad de iniciativas se deben el buen éxito inicial de la Universidad Municipal “Francisco José de Caldas”. Ha sido él quien, como rector del Colegio Municipal de Bogotá, puso sus mejores esfuerzos y su admirable experiencia a servicio de este proyecto y a golpes de tenacidad y convicción logró sacarlo adelante. A él, únicamente a él se debe la existencia de esta institución universitaria, llamada a ejercer en el futuro una verdadera promesa de los destinos nacionales y constituye apenas un acto de justicia reconocerlo y destacarlo. (La Nación (1952) La Universidad Municipal. Bogotá, La Nación, p 3)
El rector de la Universidad presbítero Daniel de Caizedo, expresó en una carta dirigida al diario El Tiempo respecto a la función de la carrera de Ingeniería Forestal:
El actual de la Universidad es el doctor Alfred Kotschward, reconocido en todos los todos los centros científicos de Alemania y Austria, por sus labores educativas y sus notables realizaciones en asuntos forestales. El cuerpo restante de profesores está integrado por hombres experimentados y de larga trayectoria educativa y científica. Tengo la seguridad de que todos los bogotanos miraran con orgullo que, la ciudad de Bogotá y su universidad fueron los primeros en iniciar una empresa de tanta importancia como la facultad Forestal, que tan grandes beneficios traerá para Bogotá y sus zonas verdes y arborizables y para toda la república. (El Tiempo (1951) Que en Bogotá también hay enseñanza Forestal, dice el Presbítero Cayzedo. Bogotá: 16 de agosto, p16.
La presencia de la universidad en la ciudad fue muy importante y tanto los diarios conservadores como liberales le ofrecieron espacios para divulgar las actividades de la institución. Así se indicó que “La Facultad de ingeniería Forestal de Bogotá está dirigida por el reverendo Daniel de Caicedo(sic). Los estudios comprender conocimientos sobre suelos, explotación de bosques y las industrias tecnológicas de la madera”. (El Tiempo 1952. Bogotá, 4 de febrero, p 8.) Funcionaran este año dos facultades para ingenieros forestales. La importancia de los ambientes, y de la necesidad de iniciar estudios relacionados con los aspectos forestales se iniciaron a mitad de siglo y esto se expresa en el hecho de que tanto en Bogotá, con la Universidad Municipal, como en Medellín, con la Universidad de Medellín, se inició la historia de este campo fundamental de formación en el país.
Las notas en los periódicos también reportaban la actividad académica de la institución sobre todo en 1952. En aquel año, la universidad publicó su primer libro titulado Forest of Colombia, del profesor Aparicio Ángel Galindo y también organizó lo que se denominó como Ciclo de conferencias de información técnica de la Universidad Municipal de Bogotá. Las ponencias de este evento fueron publicadas en la revista de los Anales de Ingeniería, y se constituyeron en un aporte importante para los debates del campo en aquel entonces. Allí se habló de temas importantes para el campo y la ciudad, así como de la necesidad de diseñar una infraestructura adecuada para la llegada de nuevas tecnologías como la televisión, campo en el que una vez fundada Inravisión ya durante el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, se vincularían en su mayoría ingenieros electrónicos egresados de la universidad.
Ese mismo año, la universidad realizó una serie de conferencias y participó en la organización administrativa del municipio generando varios documentos que conducirían a diseñar los lineamientos para la organización territorial de la ciudad. Estos quedaron consignados en el libro de memorias Ciclo de Conferencias sobre asuntos administrativos bajo los auspicios de la Universidad Municipal de Bogotá “Francisco José de Caldas”. Al mismo tiempo se editó la Revista Criterio, primera publicación seriada de la institución, que lamentablemente no tuvo continuidad, pero que dedicó sus tres números a los problemas de la ciudad, constituyéndose en la antesala de otras publicaciones universitarias dedicadas a este tema.
Dos años después, a partir del Decreto legislativo 3640 del 17 de diciembre de 1954, la ciudad de Bogotá pasó a funcionar como un ente jurídico territorial que adopta el nombre de Distrito Especial de Bogotá. Con este cambio, las entidades municipales pasaron a ser denominadas como “distritales”, por lo que la institución adoptó el nombre que ostenta hasta la actualidad: Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Allí se inicia una nueva etapa en la historia de la Universidad y de la ciudad.