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Rendición de cuentas 2019
Mónica Sánchez Bernal

Mónica Sánchez Bernal

Arquitecta. Especialista en temas de mujer y planeación urbana.

Pensar la ciudad con enfoque de género


Edición N° 11. Junio-Julio de 2021. Pensar la Ciudad
Autor: Mónica Sánchez Bernal | Publicado en June 28, 2021
Imagen articulo Pensar la ciudad con enfoque de género

Siendo éste un tema que genera rechazos, resistencias y persistencias vale preguntarse ¿qué significa pensar la ciudad con enfoque de género? En resumen, la perspectiva de género en el urbanismo permite visibilizar, estudiar y proponer soluciones a problemáticas diferenciadas asociadas al habitar, al acceso y uso de los espacios públicos y privados y del tiempo, a su distribución en el territorio, a su materialización y calidad, entre otros, que afectan directa o indirectamente a las mujeres en medio de desigualdades e inequidades basadas en el poder y privilegios que han tenido históricamente los hombres sobre ellas. En 1405 algo de ello en esencia registraba y cuestionaba Cristina de Pizán en su obra El libro de la ciudad de las damas. El machismo, la misoginia y la omisión de las necesidades, dinámicas y demandas urbanas particulares de las mujeres tienen expresión físico-espacial desde el cómo se diseña la arquitectura y se proyecta el urbanismo, en relación multiescalar, es decir, en cómo se piensa la ciudad y para quiénes. 

Más de medio siglo pedaleando el tema, no es moda de 15 minutos

Escuchamos hoy en eco las voces de mujeres manifiestas hace décadas que señalan, exigen y formulan transformaciones y su inclusión en la manera como se piensa, proyecta, planifica y diseña no solo las ciudades, sino también los territorios de múltiples realidades superpuestas. El enfoque de género de lentes violeta plantea un cambio de prisma con interrogantes desde otros modos de habitar, distintos al del Modulor (Corbusier, 1958) cuya medida es el hombre prototípico o el de la neutralidad, que desconocen y ocultan la diferencia en nombre de una falsa igualdad. 

El confinamiento obligado durante la pandemia, que conocimos en carne propia en 2020, suscitó un despertar generalizado por observar con otros ojos la relación de la vida cotidiana con el entorno inmediato. ONU Hábitat planteaba: “La crisis del COVID-19 es una oportunidad para desafiar el statu quo de género desigual y reconstruir con una resiliencia sensible al género. La ‘nueva normalidad’ debe incluir espacios públicos seguros, planificación urbana sólida, acceso al agua, saneamiento e higiene, mejores sistemas de transporte y viviendas adecuadas.”  

Muestra de lo que voces como la Red Mujer y Hábitat de América Latina, Mujeres y Ciudades Internacional, Colectivo Punt6, entre otras redes y mujeres independientes, desde sus liderazgos y cargos en organismos, gobiernos y universidades llevamos décadas posicionando a través de la estrategia de transversalización de género en el urbanismo. Reafirmando lo observado y escrito antes y ahora consignado en documentos, auditorías, informes obligatorios de impacto, normas, conferencias, seminarios, foros, cumbres, cátedras académicas, investigaciones y acciones que desde Hábitat I (1976), II (1996) y III (2016), Cumbres Iberoamericanas de Agendas Locales de Género, entre otros escenarios locales, nacionales e internacionales marcan huella para un debate permanente y la construcción colectiva del enfoque de género en el urbanismo. Todo con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y garantizar el derecho de las mujeres a la ciudad y al territorio.

De camino hacia Hábitat IV y el cumplimiento de los ODS

En puntos de encuentro cada 15 o 20 años miramos en espejo retrospectivo y en panorámico prospectivo qué se ha hecho y qué retos hay. Con constantes para reflexionar y seguir, como por ejemplo, por qué las mujeres tienen insatisfechas un mayor número de una a cuatro necesidades básicas (acceso al agua potable, instalaciones mejoradas de saneamiento, vivienda duradera y espacio habitable suficiente), pregunto ¿es la feminización de la pobreza el único problema estructural?

Son metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a 2030 con enfoque de género y diferencial explícitos: La 11.2, respecto a la movilidad, proporcionar sistemas de transporte público seguros, asequibles, accesibles y sostenibles prestando atención a las necesidades de las mujeres, personas en situación de vulnerabilidad, con discapacidad, de edad, niños y niñas; También la meta 11.7, respecto al uso y disfrute del espacio público y zonas verdes, proporcionar acceso y que sean seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los grupos mencionados en la meta anterior. Otras, si bien no explicitan su atención en las mujeres, sin duda indirectamente tendrán efectos positivos en ellas si se cumplen como el asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles, mejorar los barrios marginales donde las mujeres suelen estar en desventaja, aumentar la urbanización inclusiva y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países firmantes. Compromisos por Colombia adquiridos. Los indicadores no dan cuenta de cómo hacer seguimiento a estos compromisos que tendrán que desagregarse por sexo y diversidades. 

Evidentemente el Objetivo ODS 5 de Igualdad de Género que busca poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas, tiene una meta a seguir en este marco del urbanismo feminista, referida a la territorialización de los cuidados. Se trata de la meta ODS 5.4 que reclama “Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país” (Bogotá está en ello). No es tan evidente cuando se revisan los otros quince objetivos, pero en cada uno hay compromisos que son resultado también de la incidencia de las mujeres y sus liderazgos ambientales, políticos, sociales, culturales y urbanos.

En paralelo, la Nueva Agenda Urbana (Quito, 2016), no vinculante como los ODS, con cita en 2036, muestra igualmente esta incidencia, preocupación y énfasis en que hay que actuar ya para lograr superar a mediano y largo plazos esas inequidades, que para muchas personas, sobre todo hombres, parecen no existir, pero que están deteriorando significativamente la salud mental y física de las mujeres en mayor proporción. El lema de este pacto social global es que “nadie se quede atrás”, incluidas las mujeres. Valga verbalizarlo para recordarlo.

Si bien este artículo hace énfasis en el componente urbano, el componente rural no puede quedar por fuera de las reflexiones territoriales con enfoque de género y diferencial, con acento en las mujeres indígenas, campesinas y rurales, de especial protección en constitución, derechos humanos y convenciones. Componente donde se duplican las brechas: por ser mujeres y por el lugar que habitan y del que dependen. 

Nada en su nombre sin participación de mujeres informadas

Se plantea como una medida de igualdad la paridad de género en la representación política, sin embargo ello no es suficiente en aras de la inclusión en contenidos urbanos y ejecución de acciones. Se requiere que las mujeres, representadas en las diversidades e interseccionalidades que las constituyen (por ejemplo, mujeres afrodescendientes, lesbianas, cabezas de hogar, adultas mayores, con discapacidad) y aquellas que las representan, participen en los espacios donde se discuten, definen y toman decisiones de orden territorial de manera informada. Con conocimiento no solo en los contenidos temáticos sino que comprendan con convicción y compromiso, desde el enfoque de género, las dimensiones e impactos significativos para las realidades que enfrentan y así puedan orientar los cambios físico-espaciales puntuales requeridos. Sin prevenciones, en sus tiempos disponibles y con su propia voz.

Otra medida a considerar, sin objeciones, es la de propiciar espacios no mixtos. Fuente clave para identificar las problemáticas urbanas comunes, concretas y particulares que afectan diferencialmente a las mujeres en un lugar, trayecto o contexto específicos. La experiencia muestra jerarquías patriarcales en espacios mixtos que minimizan las preocupaciones, luchas y aportes de las mujeres. 

De Bogotá, Cundinamarca y su región, hay que resaltar la existencia y conformación de los Consejos Consultivos de Mujeres, hasta ahora, departamentales, provinciales, municipales, distrital y locales. Igual reconocer que son espacios autónomos de interlocutoras válidas como instancia representativa de las mujeres y organizaciones de mujeres. 

Desde lo institucional, también resaltar entre sus políticas públicas sectoriales en Bogotá y poblacional en Cundinamarca las dedicadas a las mujeres, la equidad de género e igualdad de oportunidades. En el caso bogotano, la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género, en su primera y segunda generación (Conpes DC 14, 2020), prioriza el derecho de las mujeres al hábitat y vivienda digna, junto a otros siete derechos interconectados. Además, todas las otras políticas públicas formuladas o en actualización deben transversalizar los enfoques de género, poblacional-diferencial, de derechos, ambiental y el territorial según lineamientos normativos de 2017/Decreto 668. 

Para que esa participación de las ciudadanas tenga incidencia real y efectiva no basta con la experiencia que tienen en su cotidiano y liderazgos, es fundamental fortalecer a las mujeres en herramientas y a los procesos de mecanismos de captura, análisis y monitoreo. La participación requiere necesariamente de un acompañamiento del gobierno local para explicar y/o traducir, en términos comprensibles para la ciudadanía, aquello que técnicamente determina las normas, políticas, estrategias, objetivos, principios, estructuras y tratamientos urbanos. Es decir las directrices de lo que se puede hacer en el ordenamiento territorial y lo que define los parámetros arquitectónicos, urbanos, ambientales y otros, incluso la localización, cualidades y calidad del espacio público, la vivienda, los equipamientos, el patrimonio, la movilidad motorizada y no motorizada, el transporte, entre otros, que determinan y consoliden conceptos con enfoque de género, por ejemplo, de proximidad, ciclo-infraestructura incluyente, vivienda digna y adecuada, ciudades seguras para las mujeres y niñas. Las administraciones y sus equipos directivos y técnicos también requieren del fortalecimiento en sus capacidades para traducir aquello que plantean las mujeres desde el enfoque de género. Lo que implica también a la academia desde la formación de profesionales y la interlocución con los saberes locales en este sentido.

Recomendaciones para el POT Bogotá en formulación con enfoque de género

Recomendaciones adicionales a las expresadas a lo largo de este texto respecto al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) se dirigen a los actores intervinientes -la academia, el gobierno local, el Concejo de Bogotá y las mujeres- para materializar el mandamiento explícito en agendas surgidas en territorio.

Para la academia, en escuelas de arquitectura y urbanismo: Incluir el enfoque de género, diferencial y de derechos en su pensum, de manera obligatoria, mediante asignaturas teóricas y proyectuales para que traten el tema y les preparen, a cargo de docentes arquitectas convencidas de esta línea de investigación y trabajo, con actualización permanente; Y abrir escenarios académicos de reflexión y propuestas invitando a lideresas y mujeres de base al diálogo transdisciplinar.

Para el gobierno local: Escuchar a las mujeres y a sus organizaciones; Considerar las demandas realizadas a través de las agendas POT de mujeres a la luz de los compromisos locales, distritales e internacionales con presupuestos género-sensitivos; Hacer uso del lenguaje incluyente en documentos y presentaciones; Incluir en el articulado los conceptos mencionados en el Glosario POT para una comprensión hilada; Desagregar los enfoques de género, poblacional-diferencial, de derechos y de cuidado como principios rectores en cada componente; Aclarar la diferencia entre los equipamientos de proximidad, participación ciudadana, integración social e igualdad de oportunidades, con ello definir y ubicar en texto y en el Plan Maestro de Equipamientos (innombrado) las Casas de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres y las Casas Refugio para mujeres víctimas de violencias de género; Definir en usos del suelo y cartografías las incompatibilidades de localización para los establecimientos donde se ejerce la prostitución; Y abordar a las mujeres como sujetas de derechos no como personas vulnerables. 

Para el Concejo de Bogotá: propiciar escenarios de debate del enfoque de género en cada proyecto de acuerdo revisado de ámbito urbano o territorial, sea del POT u otro; Actualizar al cabildo periódicamente en los avances mundiales en el urbanismo con enfoque de género; Y hacer control de cumplimiento a los compromisos adquiridos con las mujeres a través del POT.

Para las mujeres: mantenerse informadas en los criterios y materiales relacionados con la arquitectura, el urbanismo, el ordenamiento territorial desde los enfoques de género, diferencial y de derechos aplicados; Participar en los espacios temáticos convocados; Y no reducir esfuerzos para la incidencia.

Para las partes: no dejar perder lo avanzado en los procesos POT y urbanos desarrollados con participación de mujeres informadas. Es necesaria la gestión, apoyo y compromiso de entidades como las oficinas, departamentos o secretarías de las mujeres municipales y de todos los sectores en corresponsabilidad; dar continuidad a los espacios de participación no mixtos en territorio; valorar las agendas POT de mujeres; precisar el cómo materializar en lo físico-espacial las propuestas; familiarizar y actualizar conceptualmente en el enfoque de género a quienes intervienen y toman decisiones de índole urbano y rural, de manera urgente y permanente. 

Bibliografía

Consejo Consultivo de Mujeres de Bogotá (2018) Agenda POT Mujeres 

Cristina de Pizán (1405) El libro de la ciudad de las damas
Jane Jacobs (1961) Muerte y vida de las grandes ciudades

Naciones Unidas (1979) Convención sobre Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer - Cedaw

Naciones Unidas (2016) Nueva Agenda Urbana 

ONU Hábitat (2020) Género y COVID-19 
ONU Mujeres (2018) Hacer las promesas realidad

Revista Paz y Conflictos (2012) Carta por el derecho de las mujeres a la ciudad

Secretaría Distrital de la Mujer (2020) Política Pública de Mujeres y Equidad de Género, Conpes D.C. 14, Bogotá

Secretaría Distrital de Planeación (2017) Guía de formulación e implementación de políticas públicas del Distrito.