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Rendición de cuentas 2019
Fabio Giraldo Isaza

Fabio Giraldo Isaza

Economista, investigador y consultor privado, ha sido director de presupuesto y de Planeación del ICT,  Viceministro de Vivienda, Desarrollo Urbano y Agua Potable y Coordinador de programas de ONU-HABITAT para Colombia.

Reactivación Económica: Coronavirus y Territorio


Edición Nº 6. Noviembre de 2020. Pensar la Ciudad
Autor: Fabio Giraldo Isaza | Publicado en November 22, 2020
Imagen articulo Reactivación Económica: Coronavirus y Territorio

“La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia que no significa nada”
Shakespeare: Macbeth

I

Mucho se ha hablado sobre la manera de atender la crisis económica generada por la pandemia. La discusión se centra en el manejo de la salud y las instituciones básicas de la sociedad interactuando con la política y la economía. De una manera muy esquemática, señalamos las diferencias sustantivas entre la política y la economía, para observar las tendencias básicas de la sociedad, acudiendo a la ideología política que más confusiones genera en este tipo de discusiones: El Neoliberalismo.  Este concepto requiere de una precisión conceptual. Desde nuestra perspectiva, el neoliberalismo es un problema político que da cuenta de la estructura de poder de la sociedad, donde la economía es su vehículo fundamental, moviéndose a través del sistema de precios en los diferentes mercados.

Economía y política a nivel teórico / académico son irreductibles, en la realidad, sus teorías y sus prácticas son inseparables. Hay un problema complejo que separa en el tiempo la teoría de la realidad, el proceso de formación y actuación personal. Teoría y práctica en la realidad efectiva, en la política pública, se entrelazan en el manejo de los problemas básicos de la sociedad. La economía no se ocupa de los asuntos de la política, pero en la política del mundo de la vida es crucial para darle gobernabilidad al sistema político. Hoy en día, no es fácil encontrar sociedades que en sus procesos productivos no incorporen la producción, la distribución y el consumo; no existan sociedades en el mundo glocal sin políticas financieras, de crédito y cambiarias, fiscales, de empleo, de ingresos y de salarios. Igualmente es difícil encontrar sociedades sin estructuras de poder político.

En el caso de la vivienda, el país tiene un laboratorio excepcional para su discusión. La presencia polémica y critica, en términos teóricos y prácticos del profesor Lauclin Currie, uno de los asesores del New Deal del presidente Roosevelt y creador del sistema UPAC en Colombia que, con todas sus limitaciones y realizaciones, se encuentra en el ADN de las políticas de reactivación a través de la vivienda y la construcción como estrategia de política macroeconómica. En breve, la estrategia de la construcción como sector líder, además de acelerar la descomposición del campesinado, producto de la violencia y despojo de la tierra campesina, base del conflicto agrario, significo la creación de una clase empresarial de la mano del Estado, donde sobresalen varias de las personas y familias más ricas del país, poniendo de presente, cómo la fuente de riqueza es producto de una estrategia agregada de acumulación de capital. 

El sistema UPAC con su estrategia de acumulación, creo el empresario shumpeteriano y su vehículo de acumulación de riqueza y crecimiento, la empresa orientada a la maximización de beneficios, minimizando costos. Este empresario, al igual que la tierra para urbanizar es crucial para lograr la eficiencia económica del sector. Tierra urbanizada actuando de la mano de la empresa constructora en una economía mixta, desatan el papel de los precios, incluidos los de estos factores, para proveer los incentivos que promueven la eficiencia. Esta, es imposible sin la localización de la distribución espacial de la demanda y de los costos de movilización y transporte

Currie al dar prioridad a la generación de empleo como objetivo de la política económica, orientó la demanda interna hacia una canasta de bienes y servicios de consumo popular, cuya producción requería menos dependencia de divisas, de las necesarias hoy para atender la demanda de una población con mayores vínculos globales. La urbanización promovida por sus recomendaciones de política, demandan hoy, no solo una mayor presencia del sector exportador de productos industriales, agrícolas y de servicios, sino de políticas de ciencia y tecnología para atender las desindustrializaciones promovidas por la apertura económica y tecnológica de la era del neoliberalismo político.

II

La utilización del sector de la construcción cumple un papel insuficiente en la reactivación para la generación del empleo que demanda actualmente el país. Mantiene algunos aspectos de la visión de Currie, especialmente el papel del sector para eliminar la pobreza, fuente de odio y resentimiento, al ayudar a satisfacer necesidades básicas para mejorar la distribución de ingresos y riquezas. Su economía política, enfatizaba la diferencia entre la contabilidad empresarial y las cuentas nacionales, alertando sobre las falacias de composición y sus paradojas para actuar en épocas de crisis, generando buenos empleos con alta eficiencia y productividad. Si comparamos la caída del empleo -20%- con la caída del PIB -15%-, nos encontramos que, en la crisis, la disminución del empleo no es producto del aumento de la productividad laboral, sino de la falacia de composición. Igual ocurre, con la pretensión de querer activar la economía de hoy con la mayor inversión pública en la construcción de vivienda. 

El desempleo, de lejos el principal problema de la política económica de la sociedad, donde la informalidad y la productividad se encuentran en sus peores momentos a nivel laboral y empresarial, son sin duda ayudados por las políticas públicas orientadas a la construcción y a la reactivación general de la economía, pero son completamente insuficientes para abordar, sin falacias, la tímida orientación de gasto público que caracteriza a las políticas de la actual administración.  Las empresas, incluso las del sector de la construcción como un todo, no emprenden proyectos de inversión mientras la situación económica no se encuentre del todo despejada. Los buenos indicadores que presenta continuamente el gobierno y el sector como los que podemos observar en cuadro siguiente, ayudan, pero no pueden por si solos reactivar la economía nacional. Esta demanda de la creación masiva de empleo para acelerar la demanda efectiva y no de la reducción de salarios por la vía de las reformas laborales protestadas en el reciente paro nacional.
  
Principales indicadores del sector de la construcción:

1.    Indicadores líderes de lanzamientos, ventas, iniciaciones y oferta –Livo-:

 Isaza 1
  Fuente – Camacol -  El Tiempo – 25 de Octubre 2020 pag 4.5


2.    Inversión y Unidades de Vivienda

Isaza 2
 Fuente – El Espectador – 27 de septiembre de 2020

Los anteriores indicadores muestran una importante actividad en las circunstancias actuales de incrementos de la pobreza y la desigualdad. El sector tiene una alta relación de convergencia con más del 60% de la actividad industrial, comercial e inmobiliaria, al impactar a 33 sectores de la economía, con una importancia no solo económica sino social; genera más de 400.000 empleos directos e indirectos. Empero, estas ayudas son insuficientes para atender las circunstancias de gastos e inversiones que demandan mayor cantidad de recursos y apoyos estatales a las personas, los hogares y las empresas, como lo han puesto de presente muchos especialistas de política económica de diversa orientación política. 

En una pandemia que puede traer una segunda ola de contagios al país a finales de noviembre o inicios de diciembre, pone nuevamente en discusión no solo la estrategia de salud y las políticas de reactivación económica, sino las discusiones sobre las tímidas medidas del gobierno para reactivar el aparato productivo.

Concentrándonos en el sector de la construcción, en el mediano plazo, no es muy claro cómo se puede sostener su dinámica. Esta descansa en un alto porcentaje en inversión pública, subsidios, apoyo a la financiación, cubrimiento de riesgos que, en conjunto, explican más del 80% de la actual recuperación sectorial. Los estratos de vivienda de más de 400 millones de pesos, que no reciben apoyos estatales, presentan no solo un exceso de producción, sino que en el futuro recibirán cambios en los gustos y preferencias del consumidor, llevando no solamente a des aglomerar la actividad edificadora en la ciudad, sino que es muy probable que una alta proporción se oriente hacia los territorios donde se ofrezcan mayores zonas verdes y espacios acordes con la nueva realidad del virus y sus mutaciones en el tiempo y el espacio. 

Las nuevas políticas públicas tendrán necesariamente una mayor injerencia hacia la disminución de la pobreza, la desigualdad y la corrupción. Mitigar los impactos sociales y económicos de la pandemia con un crecimiento acorde con la crisis ambiental no es un plan fácil, pero no es el momento para esta discusión. El problema central es el empleo, su alta informalidad y baja productividad que reclaman políticas macroeconómicas y sociales, orientadas por el bien común, para desactivar las fuerzas motrices de nuestra intolerancia basada en la mentira, el resentimiento, el odio y una multiplicidad de fobias; a los mercados, a los rivales políticos y al otro diferente, que nos impiden gozar y vivir, recordándonos a Shakespeare: “Los que triunfan se ríen, dijo Otelo, que ni se reía, ni triunfó”.